La poda es la labor que se realiza con el fin de eliminar las partes vivas de la planta que puedan no ser de nuestro interés o no beneficien a la misma.

Si bien existen distintos tipos de poda, que detallaremos más adelante, los objetivos generales de esta labor son los siguientes:

• Dar forma a la planta, en su beneficio, y para adaptarla a las necesidades del productor.
• Retrasar el envejecimiento de la planta, renovando sus partes.
• Intentar equilibrar el número de yemas, para que la producción de madera también pueda ocurrir.

El sistema de poda utilizado dependerá del largo que el podador deja al sarmiento que luego llevará los racimos. La longitud dejada se relaciona directamente con el número de yemas (parte de la planta en la que se encuentran los primordios de brotación de las primeras hojas y de todos los racimos) que quedarán.

Podemos distinguir tres sistemas de poda:

• Poda larga: en éste sistema el elemento de poda es el cargador (sarmiento de un año, pero está ubicado sobre la madera de dos años). El corte se realiza dejando de 4 hasta incluso 12 yemas.

• Poda corta: Los sarmientos se poda únicamente el pitón (es un sarmiento de un año). Los sarmientos se rebajan dejando de 1 a 3 yemas.

• Poda mixta: tanto el pitón como el cargador están presentes. El cargador funciona como elemento para la fructificación y el pitón dará la madera para la poda del siguiente año.

El tipo de poda a realizar dependerá de la finalidad de la misma y de la época en la que sea realizada.

Según la finalidad, encontramos los siguientes tipos:

• Poda de formación: se realiza desde la implantación y durante la juventud de la planta. Este tipo de poda determinará la estructura que tendrá la planta durante todo su ciclo. Su finalidad es formar la planta de acuerdo al sistema de conducción elegido por el viticultor.

• Poda de fructificación: una vez que la planta ha sido formada acorde al sistema de conducción elegido, se realiza la poda de fructificación. El objetivo es seleccionar las mejores yemas, que estén bien ubicadas (para que la aireación y la llegada de la luz sea buena) y sean fértiles. También se deben seleccionar yemas para obtener sarmientos de reemplazo, para evitar el envejecimiento de la planta.

• Poda de rejuvenecimiento: utilizada en plantas envejecidas, que muestren poco crecimiento vegetativo y pobre floración. Se eliminan las partes envejecidas y poco productivas, para dar lugar a nuevas estructuras. Al reducir el número de estructuras, todos los nutrientes reservados en la planta serán mejor aprovechados por las partes nuevas, obteniéndose así un efecto vigorizante. El mayor inconveniente de este sistema de poda, es las grandes heridas que deja. La poda de rejuvenecimiento debe ser acompañada de una buena fertilización.

• Poda de reconversión: se utiliza para reconvertir las variedades, realizando injertos de yema.

Respecto a la época de realización, distinguimos dos tipos de poda:

Poda invernal (o seca): debe realizarse tras la caída de la hoja y antes de que la planta brote, mientras el floema tiene nula actividad (reposo vegetativo).

En este tipo de poda se remueve madera del año y madera de dos o más años. Se recomienda siempre comenzar por las variedades de ciclo corto, continuando con las variedades de ciclo largo, y atender siempre a las bajas temperaturas.

Para las plantas de buen vigor, la poda puede realizarse en otoño. Sin embargo, para plantas de vigor medio, o plantas muy débiles, es recomendable realizarla en invierno, para asegurarnos que todas las reservas de la planta se encuentran en las raíces.

Si nos acercamos mucho al inicio de la primavera para podar, la brotación puede verse afectada (retraso), lo que puede ser beneficioso para variedades de floración temprana que se ubiquen en zonas en las que ocurren heladas tardías.

Poda en verde: complementa la poda seca y la facilita. Se utiliza para eliminar botes mal ubicados, no deseados. Se efectúa en la fase vegetativa de la planta.