Los insectos son los animales más abundantes en el planeta tierra, no sólo en individuos sino en especies. Gracias a su capacidad de adaptación se han multiplicado sin pausa.

Son de tamaño pequeño, en promedio miden de 6 a 10 mm y su peso varía entre 25 y 50 mg. Su talla les permite habitar ciertos espacios donde la competencia por nutrientes es casi nula, siendo esto una ventaja. Son capaces de alimentarse de desechos de otros animales y guarecerse en lugares donde no pueden ser perseguidos. Su capacidad reproductiva es una de las características que les ha permitido perpetuar la especie de forma exitosa.

El cuerpo de los insectos carece de huesos, pero ésta cubierto por un exoesqueleto resistente a varias sustancias químicas. La función del exoesqueleto es la de sostén y la de protección de músculos y órganos. Tienen el cuerpo segmentado (separado por constricciones), lo que les da gran libertad de movimiento. Dichos segmentos son cabeza, tórax y abdomen.

Fuente: http://web.bioucm.es/cont/vespa/index.php?d=morfologia.php

La cabeza tiene como función la localización del alimento y los peligros. El abdomen tiene función locomotora. En el abdomen se alojan los órganos reproductores. Es de destacar, que los insectos son los únicos invertebrados dotados de alas. Los órganos sensoriales de los insectos están formados por ojos compuestos y antenas.

Su alimentación se basa en el consumo de cualquier tipo de sustancia orgánica. Las piezas bucales tienen función alimenticia y su conjunto forma el aparato bucal. Existen distintos tipos de aparato bucal:

Salvo algunos casos, en los insectos los sexos están separados (dimorfismo sexual). Aunque a veces es difícil diferenciarlos en muchos casos existen variaciones sexuales bien marcadas, por ejemplo de color, tamaño, presencia de alas o cuernos entre otros. En su mayoría, la reproducción es sexual y son ovíparos; a la cópula le sigue la puesta de huevos y la posterior eclosión de los mismos.

Dentro de la clase insecta encontramos insectos plaga e insectos beneficiosos. Los primeros afectan la producción agropecuaria de forma negativa, generando daños a los cultivos y por lo tanto pérdidas económicas. Para evitar o disminuir los daños se utilizan los insecticidas. Los mismos son agentes de origen químico o biológico, que destruyen al insecto o limitan alguna de sus funciones impidiendo que generen daño. En el artículo nos centraremos en el control químico. Estos productos se diferencian según su origen y el modo de acción.

• Compuestos de carbono, hidrógeno y cloro. Pocos insecticidas de éste tipo se encuentran vigentes en la actualidad.
• Contienen fósforo. Son tóxicos para los vertebrados y poco persistentes. Se los introdujo como sustitutos de los organoclorados. Inhiben algunas enzimas que intervienen en la actividad del sistema nervioso causando parálisis.
• Derivan del ácido carbámico y tienen acción similar a la de los organofosforados, aunque con una diferencia: su efecto es reversible.
• De origen sintético, son efectivos contra la mayoría de los insectos y son utilizados a bajas dosis. Han tenido gran evolución a lo largo de los años. Tienen muy buen efecto residual. Afectan el sistema nervioso central y periférico del insecto.
• Son similares a la nicotina natural. Actúan sobre el sistema nervioso central.
• Benzoilúreas. Funciona como regulador de crecimiento de los insectos. Actúa en la fase larvaria de la mayoría de los insectos bloqueando la síntesis de quitina, elemento que le da dureza al exoesqueleto de los mismos.

Los insecticidas llegan a su sitio de acción de distintas formas:

• Contacto: al entrar el producto en contacto con el insecto
• Ingestión: cuando se alimentan de elementos que contienen el producto
• Inhalación

Consejo de Comercial Mida

Los insecticidas no son la única medida de control. Siempre se debe tratar de combinar con medidas de control cultural y biológico, reduciendo así el impacto ambiental de los agroquímicos. Una correcta identificación de la plaga presente, la adecuada elección del producto a utilizar, respetar la dosis a aplicar y conocer la toxicidad del producto son medidas a tener en cuenta para ser más respetuosos con el ambiente.