El injerto es una técnica llevada a cabo desde la Antigüedad. Las primeras referencias datan de la China de comienzos del I milenio aC., y en Occidente de la Grecia clásica. Autores como Aristóteles e incluso escritores agrícolas romanos ya lo describen con detalle en lo referente a las técnicas empleadas en la época.
Durante siglos esta práctica continuó y se estimuló de forma importante en el Renacimiento, no siendo hasta el siglo XVII cuando se estudiase la función de los tejidos en el proceso de injerto y se sentasen las bases de los conocimientos modernos sobre el mismo. A partir de los años 20 del pasado siglo ya se cuenta con descripciones científicas del injerto en púa y a partir de los años 50 se popularizó en cucurbitáceas y solanáceas.
Técnicamente podemos definir el injerto como un método de propagación vegetativa no natural de las plantas, en el que una porción de tejido procedente de otra planta se une sobre la ya asentada, de tal modo que el conjunto de ambos crezca como un solo organismo. Como ventaja fundamental podemos destacar que el injerto permite unir, en un único ejemplar, dos plantas compatibles al objeto de que converjan las ventajas que aporta cada una de ellas mejorando la original.
TIPOS DE INJERTO
El injerto por aproximación consiste en soldar 2 ramas a partir de dos plantas enteras. Las mismas tienen que estar plantadas cerca o juntarlas si están en macetas o una plantada en tierra y otra en maceta. Para efectuar el injerto hemos de practicar un corte en cada rama quitando unos centímetros de corteza con un poco de madera siendo las partes retiradas iguales y estar a la misma altura. A continuación se unen encajándolas y teniendo presente que la clave es que queden en contacto el cambium del patrón y el cambium de la variedad. Tras realizar lo anterior se ata y se cubre todo con masilla o pasta de injertar.
Cuando se efectúe la unión entre las dos plantas, tenemos que cortar por encima de la unión la planta que no queremos que forme el tronco y las ramas, sino que aporte únicamente sus raíces. Podemos dejarla con dos pies (dos sistemas radicales), para dar más vigor al injerto, o se puede cortar el pie de la planta injertada por debajo del injerto. Este pie puede volver a brotar y servir para injertarle otra púa.
En este método se reemplaza el extremo del tallo del patrón por un injerto que contenga algunas yemas. Ambos deben ser de un diámetro parecido para que las cortezas puedan contactar. Al patrón se le corta el tallo principal y se practica una hendidura en forma de V. El injerto, llamado púa, es una rama pequeña que contiene alrededor de dos o tres yemas. El corte ha de ser en bisel, de modo que pueda introducirse en la hendidura del patrón. Para evitar que se separen, suele envolverse la unión con alguna cinta de rafia, algodón u otra materia orgánica, o con algún adhesivo o cera.
También llamado injerto de escudete o injerto inglés, usa un trozo de corteza del injerto introduciéndolo bajo la corteza del tronco del patrón a través de un corte en forma de T, de modo que permanezca protegido y aprisionado. El trozo de injerto es obtenido de una rama joven.
Se practica cuando la corteza se desprenda más fácilmente de la madera, y alrededor de los 15 ó 20 días siguientes al injerto se retiran las cintas de amarre por peligro de estrangulamiento, ya que la planta engorda. Cuando brotan las yemas injertadas, se corta la parte superior del patrón para permitirles ser la rama dominante.