Los hongos son organismos pertenecientes al llamado Reino Fungi. Se encuentran en casi todos los ambientes y su distribución es cosmopolita. Se estima que pueden existir cerca de un millón de especies, aunque solo unas 100.000 están descritas. Son organismos filamentosos, cuya reproducción se hace por medio de esporas de tipo y tamaño variable. Se alimentan introduciéndose en el alimento y absorbiendo nutrientes resultantes de los procesos de descomposición. Los hongos fitopatógenos son causantes de enfermedades en las plantas.
La presencia del organismo infeccioso no es suficiente para que se produzca una enfermedad. Existen tres factores necesarios para la ocurrencia de una enfermedad:
Para el control químico los hongos patógenos se utilizan los fungicidas. Estos productos fitosanitarios pueden ser capaces de eliminar a los hongos e incluso algunos tienen la capacidad de otorgar protección a resistencia a la planta huésped frente a nuevos ataques. Conforman el principal grupo de productos químicos utilizados para el manejo y control de las enfermedades vegetales.
Una vez que estos fitosanitarios son aplicados pueden actuar en la superficie de la planta (contacto), penetrar y moverse dentro de la misma (penetrantes) o hasta incluso llegar al sistema vascular y moverse por éste (sistémicos).
FUNGICIDAS DE CONTACTO
Los fungicidas de contacto evitan nuevas infecciones por un tiempo, pues impiden la germinación de las esporas del hongo; tienen poco efecto si la infección ya se encuentra establecida. Tampoco protegen a los nuevos brotes posteriores a la aplicación por lo que se requiere reaplicaciones. Suelen ser de carácter preventivo y su efecto residual va de 7 a 10 días.
FUNGICIDAS PENETRANTES
Los fungicidas penetrantes generalmente se mueven hacia los extremos de las hojas o a través de ellas.
FUNGICIDAS SISTÉMICOS
Los fungicidas sistémicos se mueven por el sistema vascular de los vegetales y son selectivos, afectando solo partes exclusivas de los hongos.
Los fungicidas se utilizan como medida curativa (infección ya instalada) y también preventiva (cuando hay crecimiento acelerado de la planta). Pueden aplicarse directamente en la planta o con el agua de riego, siendo absorbidos por las hojas o las raíces.
Los fungicidas también se clasifican según el número de patógenos que atacan. Un fungicida que ataca un bajo número de hongos se considera específico. En cambio uno que ataca varias especies de hongos se considera de amplio espectro. Según el sitio de acción, éstos productos pueden dividirse en unisitios (tienen un solo sitio de acción, generalmente los de contacto) y multisitios (actúan varios sitios, sistémicos y penetrantes). Los fungicidas unisitios tienen mayor riesgo de generar resistencia cuando se los compara con los multisitios. En la actualidad, los fungicidas con un solo sitios de acción tienen bajo impacto en el ambiente.
Consejo de Comercial Mida
El uso sucesivo del mismo principio activo puede generar resistencia, volviéndose el hongo menos sensible al fungicida por causa de una selección a largo plazo. Una vez que un hongo se vuelve resistente a un fungicida, dicho fungicida pierde eficacia. Como medida de lucha contra la resistencia se recomienda alternar los principios activos aplicados al cultivo y aplicar otras medidas de control no químicas, como ser aplicaciones espaciadas en el tiempo según indicación de los fabricantes, uso de cultivares resistentes y medidas culturales.
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